DESARROLLOS EN LOGOTERAPIA GRUPAL ----------------- En este blog se publican artículos sobre el presente y futuro de la Logoterapia Grupal. Aparecen relaciones de esta disciplina con la violencia doméstica, la educación y la analítica existencial. En posteriores entradas el Dr. José Martínez-Romero Gandos irá presentando nuevos trabajos en elaboración.

domingo, noviembre 20, 2005

LOGOTERAPIA GRUPAL PARA LA ASISTENCIA A VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DOMÉSTICA

“Logoterapia grupal para la asistencia a Víctimas de Violencia Doméstica”
Dr. José Martinez-Romero Gandos
Centro Sentido – Galicia


Hemos presentado en Puebla (México), en el marco del Primer Encuentro Mexicano de Logoterapia Grupal, un trabajo sobre asistencia a víctimas de violencia doméstica que hemos titulado: Encontrando luz en nuestros pesares. Ante el vacío existencial que provoca la sociedad de nuestro tiempo el ser humano ha encontrado tres respuestas patológicas a su frustración: adicción, depresión y agresión. Queda dicho convenientemente que el Dr. Frankl ha denominado a estas manifestaciónes “la tríada trágica de nuestro tiempo”.

Nuestra tarea como Logoterapeutas es preguntarnos si podemos hoy ayudar al Hombre existencialmente frustrado a encontrar un sentido y superar ese vacío existencial. Tal vez se piense que es tarde para esta tarea. Creemos que no. La búsqueda de sentido es específicamente humana y es, también, propio del hombre someter a crítica ese sentido. El sentido no se nos dá por añadidura, debemos descubrirlo. No salta a nuestra mirada como una síntesis automáticamente conformada. Se trata de un descubrimiento paulatino, único y trabajosamente proyectado sobre el fondo de la realidad circundante. ¿Cómo aprendemos a seguir este camino? Nuestra primera maestra es la Familia, agente socializador excelente que nos permite la búsqueda y la realización posterior de ese sentido de vida, personal, único y autotrascendente.

La familia ha sido caracterizada como transmisora de valores y conductora del aprendizaje para la posterior relación grupal de las personas.

La crisis que mencionábamos puede definirse, sintéticamente, como la “gran crisis de valores” en los comienzos del siglo 21. Nuestra sociedad consumista, fanática, adicta, golpea en nosotros con una influencia importante que lleva a la horrible sensación de “vacío”. Un vacío que muy bien ha descripto Viktor Frankl en su libro “Ante el vacío existencial” (Editorial Herder). Comienza nuestro maestro este libro diciendo: “En realidad hoy no nos enfrentamos ya, como en los tiempos de Freud, con una frustración sexual, sino con una frustración existencial”(...)”bajo un abismal complejo de falta de sentido, acompañado de un sentimiento de vacío”. Luego nos explica que este vacío existencial, que va a llevar a la mayoría de la población a una neurosis debida a conflictos de conciencia, a colisión de valores, a frustraciones existenciales que él denominó “neurosis noógena” (término originado en “nous”, espíritu).

La familia debe enseñar a amar y transmitir conocimientos de modo que el hombre-niño preste oído atento al requerimiento de las situaciones de vida que va a enfrentar. Nuestra sociedad en crisis presiona para impedir la realización de este sentido creatural infiltrándose en la urdimbre familiar y debilitando su estructura fundamental.

La familia es la célula embrionaria fundacional del sentido y la primera escuela de valores. Su salud o debilitamiento están ligados estrechamente a la suerte y a la situación histórica de las comunidades o sociedades a las que influye y por las que se ve influída. Es una red peculiar que otorga firmeza y unidad, fuente de la energía por la cual la vida se hace más humana. La educación que realiza es una educación para la libertad y para la responsabilidad. Enseña a distinguir lo que es esencial de lo que no lo es, lo que tiene sentido de lo que no lo tiene, entre lo que se necesita para ser responsable y lo que es superfluo. Podemos afirmar aquí que esta institución fundamental de la sociedad es una verdadera y fundamental escuela de “reciprocidad”.

El hombre, como persona trascendente, es la materia prima para construir la comunidad de trascendencia reciproca que mencionamos. La familia es la escuela principal porque su actuación está basada en un “pacto de amor”. El concepto de familia asigna a cada uno de los miembros la acogida recíproca y en cualquier edad. La educación (“conducir al hombre hacia su máxima realización y trascendencia”) está basada en una infinita gama de manifestaciones culturales. La preocupación por esta educación exige el cuidado de la salud de todos y esta actividad de “cura” (cuidado) es la verdadera riqueza que cada familia posee. El instrumento principal de cuidado es el amor. Este amor se manifiesta a través de la comunicación y su alteración impide la participación y la posibilidad de compartir y encontrarse.

Numerosos son los estudios actuales que, desde la antropología, la psicología y la sociología, subrayan la importancia fundamental para el logro de esa reciprocidad de las relaciones madre-niño en los primeros días de vida. La educación en esos momentos no es un rosario de afirmaciones intelectuales sino una inconmensurable red de comportamientos vocales, visuales y tactíles que garantizan la transmisión de la seguridad en el logro del sentido de la vida.

Sobre una dotación biológica e instintiva la madre aporta los “valores” y la “cultura”, manifestados en la simple y a la vez inefable, transmisión del amor. La salud o el debilitamiento del niño están ligadas a la salud de la familia. La crisis de ésta llevó a comunidades, sociedades o culturas, históricamente, a la crisis y a la desaparición.

La familia influye y se influída. Es una red peculiar que otorga firmeza y unidad, fuente de la energía por la cual la vida se hace más humana. La educación que realiza es una educación para la libertad y para la responsabilidad. Enseña a distinguir lo que es esencial de lo que no lo es, lo que tiene sentido de lo que no lo tiene, entre lo que se necesita para ser responsable y lo que es superfluo.

En estos tiempos la institución “familia” ha sufrido como quizás ninguna otra, acometida por las transformaciones amplias, rápidas y profundas de la sociedad contemporánea. Su suerte se ha visto ligada al contexto de la situación histórica de la sociedad en la cual se desarrolla. En este contexto encontramos la habitual patología de las relaciones interpersonales en la familia.

¡Y qué no hace una familia sana, una madre, un padre o un hermano por lograr esos propósitos de auténtica comunidad y ofrecer la actitud o el talante que ayude a superar la crisis! La fuerza cohesionadora del amor hace posible la unión de personas distintas permitiendo el despliegue de la existencia, respetando la libertad y la autodeterminación para lograr el sentido individual y comunitario. Es una ligazón fundada en un primer eslabón, que es el amor, y una cadena de acontecimientos que conforma el “nosotros”.

Conceptos absolutamente alejados de los componentes de la violencia: odio y agresión insertos en toda actitud de discriminación o abandono.

No es mi propósito describir, definir y caracterizar especialmente, en este ámbito, el problema de la violencia doméstica. Apenas recordar que los abundantes datos epidemiológicos y estadísticos de la prevalencia del problema nos invita a reflexionar sobre los aportes de la Logoterapia y sobre las posiblidades de asistir al mayor número de mujeres que hayan padecido malos tratos y abusos. Esos datos nos dicen que una de cada tres mujeres los han padecido en el mundo entero.

En los albores del siglo XXI uno de los problemas más urgentes a resolver es el de la violencia. Su aparición en el ámbito doméstico no se limita al maltrato de la mujer sino que se extiende a otros miembros de la familia, especialmente niños y ancianos.

En el ámbito doméstico las estadísticas atribuyen un 75% de responsabilidad en el cometido de actos de violencia a los hombres (hombre que maltrata a su mujer), un 23% a episodios de violencia cruzada (ambos se maltratan) y un 2% a la población masculina que es víctima de la violencia de su mujer.

Por extendido, conocido a través de los medios de comunicación y su seguimiento en cursos y congresos de la especialidad el problema afecta, especialmente, a mujeres de todas las edades, niveles sociales y países. Es la sociedad toda la que “padece” este tipo de problema.

Por conocido no es superfluo mencionar aquí, muy suscintamente, el ciclo descripto extensamente por la Dra. Leonore Walker[1] sobre la expresión de la violencia. El ciclo descripto consiste en una primera fase de acumulación de tensión, período durante el cual el hombre observa determinadas actitudes o conductas de su pareja que le originan sentimientos que no expresa y que se acumulan en su interior. Luego se sucede una segunda fase de descarga a través de la violencia física, psicológica o sexual. La tercera fase es denominada de luna de miel o de arrepentimiento. En esa etapa el hombre se da cuenta que le ha producido daño a su pareja y le promete que nunca más sucederá. Pide disculpas y cree que va a cambiar. La mujer también cree en su arrepentimiento y generalmente considera que es un episodio aislado y ambos integrantes se autoconvencen que el episodio se produjo por exceso de trabajo, por problemas familiares, interferencia de terceros, etc.

Sin embargo, a lo largo del tiempo que dure la relación de pareja, estos episodios se repetirán en períodos cada vez más cortos y generalmente en aumento progresivo de intensidad. Es positivo cuando la mujer se da cuenta que el hombre no cambiará su conducta al menos que consulte con algún terapeuta. Generalmente el hombre no lo hace y entonces ella le dice que si no cambia se tendrá que separar o bien se irá ella de la casa con sus hijos. En este punto el problema parece recién empezar y los peligros son numerosos.

Sobre la tipología masculina es de referencia obligada la obra del Dr. Donald Dutton (1997)[2] en la que describe la violencia en el hombre.

Son también referencia otros modelos operativos en Europa y América: el del aprendizaje social, el de los recursos aplicados a su disminución, el del intercambio, el feminista, el del análisis de costes y beneficios, el modelo interactivo de la violencia doméstica (Smith y Rosen, 1992) o el de los mecanismos psicológicos de la violencia en el hogar (Echeburúa y Fernandez-Montalvo, 1998). Estos dos últimos modelos tienen en cuenta ciertos factores del agresor para predecir la violencia y destacan que ésta sería una forma de encarar situaciones de stress a falta de otras habilidades adaptativas (F.J. Labrador y otros, 2004).

Deseamos hoy subrayar las posibilidades de encarar su prevención y tratamiento desde la óptica de la Logoterapia.

Se ha atribuido el problema, generalizando demasiado, a que la violencia en el ámbito doméstico surge cuando se instala el conflicto entre necesidad y libertad. En el juego dialéctico entre estos dos elementos, el equilibrio de sentimientos positivos contribuye al bienestar general. Lo contrario supone la infiltración en el proyecto vital de algunos, varios o todos los miembros de la familia que supone una limitación de la libertad, un progresivo y constante deterioro o hundimiento del proyecto vital y la supresión parcial o total de los círculos funcionales superiores de la vida humana.

La salud está íntimamente ligada al uso de la libertad, característica del hombre sano espiritualmente. Condicionada ésta por la violencia en el ámbito doméstico ocupa el primer plano la inautenticidad en la existencia de los miembros. El agresor se asegura el poder “ilegítimo” mediante el logro de una vida inauténtica en el resto de los integrantes.

Si en la intimidad del hogar nos sentimos libres podemos asegurar nuestra elección de estilo de vida y responsabilizarnos por el modo de encuentro en el amor. Una lectura cuidadosa de la obra de Viktor E. Frankl nos permite seguir al autor en su concepción existencial de la unidad bio-psico-social-espiritual. En esa unidad el ejercicio de la voluntad de sentido, la conciencia de responsabilidad, el uso de la libertad y la verdad de una existencia guiada por el espíritu nos permite diferenciar salud de enfermedad y describir el nivel de conflicto expresado en la violencia.

¿Qué nos parece útil para trabajar en este campo, desde una perspectiva analítico-existencial y logoterapéutica? Fundamentalmente un respeto y valoración, en su máximo nivel, de la Persona. A ello debe agregarse la aplicación de la máxima confidencialidad que permiten las leyes. No debe faltar la donación o entrega habitual del Logoterapeuta a través de su propio estilo de vida, sus valores, recursos y conocimientos de los derechos de las víctimas con una absoluta priorización del interés de las consultantes.

Parece ociosa esta descripción de nuestra tarea posible. Pero cualquier especialista sabe acerca de los inconvenientes y rechazos que encuentran las víctimas en el ámbito judicial, policial, asistencial y comunitario.

Se deduce de ello que el agresor controla o agrede porque cree tener derecho a ello. Lo hace en el ámbito doméstico o apela a toda su energía, recursos y contactos para hacer valer “sus derechos”, pasando las víctimas a ser consideradas “victimarios”, en muchos casos.

Esto es posible porque la “víctima” se hace cargo del sistema de creencias del “victimario”. A través de ese control instaurado, de esa creencia asumida y de la dosificación adecuada de fuerza, seducción y dialéctica verbal, el victimario destruye la Esperanza de la víctima.

Suelo repetir la genial frase de Gabriel Marcel cuando dice: “La Esperanza es el arma de los indefensos. Y por ello tiene eficacia, por ser todo lo contrario a un arma”. El victimario usa el arma de la violencia. La víctima, si puede, apela a la Esperanza.

Este llamado, esta apelación, que como Logoterapeutas hacemos a la víctima nos coloca en interlocutores de privilegio en un tema de la mayor importancia para su vida futura. Al respetar su proyecto de vida, al ayudarla a aceptar las modificaciones que la situación le impone le estamos ofreciendo la posibilidad de elegir una nueva forma de vivir y evitar la agresión o la muerte. En España hubo, en el año 2004, infinidad de denuncias y episodios de agresión y casi un centenar de ellos culminaron con la muerte de la víctima, muchas veces con órdenes activas de alejamiento judicial del victimario.

La violencia no se puede predecir. Es imprescindible estar atentos. Solamente podemos contar con la descripción clínica de numerosos casos en los que se repite el arriba mencionado ciclo de la violencia. Siguiendo este esquema lo único predecible es la repetición de los episodios de violencia. El significado de cada uno de estos episodios se suma e incorpora al “sin sentido” de la existencia de la víctima, constituyendo un verdadero “infierno”.

El papel del Logoterapeuta será ayudar a desplegar “el ángel” que terminará o impedirá la continüidad del círculo de violencia: agresión; culpa; pedido de perdón; sexo; placer; nueva agresión.

Para ejercer convenientemente este papel es necesario contar o pertenecer a una “red de intervenciones” construida con el accionar de psicólogos, médicos, abogados, asistentes sociales y con la comunidad. La violencia se reduce mediante la aplicación de programas sociales y se comprende a través de investigaciones, trabajos publicados y comunicaciones entre colegas.

Estamos incluídos en un Programa de especiales características que se desenvuelve en la Comunidad Autónoma de Galicia, en España. La red de recursos disponibles se integra con la asistencia sanitaria general, el asesoramiento jurídico y la asistencia psicológica a las víctimas y a los victimarios, si éstos aceptan incluirse en los programas.

Por la libertad que permite el Programa en cuanto a la fundamentación teórica de los profesionales integrantes, nos incluímos en él considerando los aspectos teóricos y prácticos de la aplicación de la Logoterapia a un grupo de mujeres víctimas de violencia doméstica. El marco específico es un Programa del Servicio Gallego de Igualdad dependiente de la Xunta de Galicia y la coordinación del Colegio Oficial de Psicólogos de Galicia (España). Ante la necesidad de reducir la violencia en el ámbito familiar en la comunidad gallega integramos un dispositivo general de intervención en redes. El mensaje logoterapéutico y la actuación profesional se dirige a mujeres que han presentado denuncia policial y/o conseguido orden judicial de alejamiento del agresor en un proceso absolutamente gratuito y voluntario. Actuamos, con urgencia, para ayudar a estas mujeres a encontrar sentido a la vida, pese a la situación de crisis y peligro.

El servicio es gratuito para las usuarias del Programa y comienza nuestra actuación luego de la verificación de la situación de emergencia y la existencia de denuncia policial, procedimiento éste último imprescindible para la atención. En el año 2004 el Programa ha asistido a más de cien mujeres distribuidas en las cuatro provincias gallegas, con mayor preminencia de las de A Coruña y Pontevedra, por razones demográficas.

El nùmero de sesiones iniciales de asistencia psicológica es de diez con la posibilidad abierta de evaluación del proceso y otorgamiento de adicionales. Todos los psicólogos integrantes manejan información básica común sobre la red y sus procedimientos. Son obligatorias jornadas de formación e intercambio de información sobre el proceso. En estas jornadas intervienen otros integrantes de la red como p.ej. los integrantes del CEMUME (Centro para la mujer y los menores) de la Guardia Civil, de los C.I.M. (Centro Integral de la Mujer) dependientes de diferentes Ayuntamientos, la Policía Autonómica, que como la Guardia Civil, tramitan las denuncias, efectúan los controles para hacer efectivas las órdenes de alejamiento emitidas por los Jueces y también facilitan el traslado a las Casas de Acogida (de ubicación desconocida, excepto para personal habilitado) y los diferentes Colegios Profesionales de Psicólogos, de Asistentes Sociales y de Abogados, éste último con turno específico para atención y asesoramiento.

Este Programa está integrado por un amplio número de psicólogos con marcos referenciales diversos. Ante la necesidad de reducir la violencia en el ámbito familiar en la comunidad aplicamos Logoterapia en los casos a nuestro cargo

En este campo de actuación es muy importante la definición del encuentro Logoterapeuta-usuaria del Programa. El logro rápido de una relación empática positiva es imprescindible. Se trabaja con situaciones límite que no permiten pérdida de tiempo. Es necesario instruir para que se facilite la evitación de situaciones de violencia que nunca se resuelven en el corto plazo. Es muy importante la revalorización del sentido de vida de las víctimas, el restablecimiento de valores fundamentales y la auto-consideración como Persona.

Pero se trata de lograr cambios que activen mecanismos y conductas de control que no actúen solamente sobre la violencia. En este campo es necesario recordar, especialmente, que cada paciente es “unica e irrepetible”. Nosotros afirmamos, desde la Analítica Existencial y la práctica de la Logoterapia, que esta situación existencial del paciente es “única e irrepetible” y coincidimos con la generalidad de nuestros colegas en que es respuesta inmediata al desarrollo de numerosos dinamismos psíquicos que han establecido una personalidad a lo largo del tiempo y que se presenta en la realidad del “aquí y ahora” como una realidad diferente

Por lo que conocer lo que está pasando exige economía de medios y gasto de recursos psicoterapéuticos. Conocer acerca de la realidad violenta, ayudar a reconocer sentimientos bloqueados, analizar el contenido de los mensajes de la violencia, elevar la autoestima y programar, conjuntamente, un “Plan de Supervivencia” que no es para sobrevivir sino para “super-vivir”, vivir por encima de los sufrimientos y problemas, renovando el sentido de vida “a pesar de todo”. Decía Viktor E. Frankl: “Me atrevo a decir que no hay nada en el mundo que ayude más efectivamente a una persona a sobrevivir, aún en las peores condiciones, que conocer el sentido de su vida”.

En el procedimiento técnico para abordar el problema del “sin sentido” de la vida de estas personas (siguiendo a Pablo Etchebehere), podemos reconocer varios pasos:

En primer lugar para “re-descubrir” el sentido es necesario orientarse, saber en que dirección dirigir nuestra vida para alcanzar una meta. La meta de estas mujeres es librarse de la violencia. “Orientar” deriva de “oriente”, el origen. Caer en la cuenta de cuál es el “origen”, tanto de la violencia como el de la caída en el sin-sentido pone en marcha los mecanismos fundamentales de búsqueda y puesta en marcha de los valores fundamentales.

Van unidos la información general sobre procedimientos, ayudas y a quien acudir en emergencias con la actitud del logoterapéuta de “cura” y “apelación”. Esta “cura” (cuidado) y la “apelación” (llamado a la comprensión del origen y efectos de la violencia, a la lucha por la dignidad y a la recuperación del sentido) “ilumina” ese “oriente” que anuncia una nueva etapa en sus vidas.

El segundo paso es la recuperación del significado de las condiciones esenciales del ser Persona. Iluminado el camino debemos ayudar a comprender cuál es el modo de vivir que necesitan, como se puede alcanzar de un modo lógico, cuáles son las dudas fundamentales, cuáles son los miedos y cuáles son los riesgos. En este contexto, las medidas urgentes y preventivas contra la reanudación de la violencia parecen caer en el absurdo: “¿Cómo voy a ser capaz de frenarlo si no lo hice en los últimos veinte años? Leer en su biografía le permitirá recuperar el sentido si le ayudamos a comprender el significado de lo que entendemos por Persona.

A estas alturas de la relación ya habrá reaparecido la Esperanza, el arma fundamental de los indefensos, según Marcel. Es el momento de dejar la racionalidad y pasar a considerar la espiritualidad. Es la recuperación de la sensibilidad: la vida merece la pena ser vivida. No solamente desde los sentidos fundamentales (volver a mirar, a oir, a tocar, a saborear) sino desde una sensibilización de las posibilidades afectivas. Lo real está ahí, en el mundo violento y agresivo. Pero la realidad cobra “sentido” cuando desde las fibras más íntimas de mi ser defiendo la vida y aspiro a “super – vivir”, vivir por encima de las limitaciones.

El proceso, por su necesaria rapidez, va culminando. Es necesario reconocer que la herida ha sido suturada. Hubo golpes, insultos, agresiones psicológicas, desvalorización y sometimiento. El proceso logoterapéutico ha permitido recuperar la unidad de la Persona en la pluralidad de las dimensiones: el cuerpo, el psiquismo, el espíritu y la axiología que sustenta todo desde lo alto es mío. No vivo en mundos paralelos o encerrado en la celda de la violencia. Gracias al “sentido” he recuperado mi “si mismo”, mi “selbst”.

Aún en estas circunstancias de sufrimiento, peligro, amenazas y violencia estamos agradecidos al poder colaborar para asistir a estas mujeres en la “cura” que reconoce su mejor test cuando pueden ellas mismas ayudar a otras a superar las inhibiciones que le impiden salir del círculo de la agresión.

La actividad profesional implicará procedimientos urgentes para prevenir futuras crisis o agresiones, actitudes de espera por la dificultad de la víctima en reconocer sus posibilidades, continencia de la angustia, desarrollo de caminos de libertad sin imposiciones, creando el lugar apropiado para la confianza y desarrollando una creatividad técnica basada en la necesidad de conseguir cambios de conducta urgentes, perfectamente establecidos por autoridades y científicos, la necesidad de una camaradería itinerante que permita la superación del sufrimiento, la recuperación del sentido, la instalación de la Esperanza y la aplicación de la solidaridad, que forman parte de lo que en algunas Conferencias denominamos “el almacén logoterapéutico”.

Esta solidaridad se evidencia en las reuniones grupales, voluntarias, que se le ofrecen a las integrantes del Programa para poder intercambiar experiencia de vida y logro de sentido alcanzado.

De acuerdo a lo que sostenemos como procedimiento para la Logoterapia Grupal, se observa en estas víctimas la disposición para el trabajo efectivo y afectivo. Estar, sinceramente, a disposición del otro. Amarlo como ser humano que sufre. Evitar que dé pasos peligrosos. Permitirle elegir su camino sin condicionamientos. Ayudarle a superar la paradoja entre la inmanencia y la trascendencia. Este es el juego de roles que permite el ejercicio de la Logoterapia y especialmente la grupal.

Nos place, entonces, afirmar repetidamente el concepto de familia como unidad creadora de proyectos y valores. Una unidad basada en el amor pero que debe considerar la posibilidad de comunicación efectiva y afectiva entre sus miembros, equilibrar la armonía entre la autoridad y la libertad de sus hijos, promover la reflexión sobre los valores y el sentido de la vida y no olvidar la integración psicológica y social.

Dr. José Martinez-Romero Gandos

Bibliografía:
Corsi, Jorge “Violencia familiar. Una mirada interdisciplinaria sobre un grave problema social”, Buenos Aires, Paidós, 1994.
Corsi, Jorge (compil.) “Maltrato y abuso en el ámbito doméstico”, Buenos Aires, Paidós, 2003.
3. Corsi, Jorge; Peyrú, Graciela. “Violencias sociales”, Serie: Estudios sobre Violencia (vol.8) Editado por Ariel, (Barcelona) 2003 para el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia
4. Dutton, D y Golant, S. "El golpeador, un perfil psicológico", Ed. Paidós, Bs. As., 1997.
Echeburúa, E.; Corral, P.; Sarasua, B., y Zubizarreta, I. “Manual de violencia familiar, Edic. Siglo XX de España Editores S.A., Madrid, 1998
Frankl, V. E. “La voluntad de sentido”, Barcelona, Ed. Herder, 1988.
Frankl, V. E. “El hombre doliente”, Barcelona, Ed. Herder, 1987.
Frankl, V. E. “El hombre en busca de sentido”, Barcelona, Ed. Herder, 7ª. Ed., 1986.
Labrador, F.J.; Rincón, P.P.; de Luis, P. y Fernández-Velazco, R. “Mujeres víctimas de la violencia doméstica. Programa de actuación.” Ediciones Pirámide, Madrid, 2004.
Instituto de la Mujer. “II Plan integral contra la Violencia Doméstica. Disponible en: http://www.mtas.es/mujer/planviol2.htm
11. Payarola, Mario “La violencia masculina en la pareja”. Disponible en http://www.infosentido.com.ar/
12. Walker, Leonore “The battered woman”, Harper and Row, New Yorl. 1979

[1] Walker, Leonore “The battered woman”, Harper and Row, New Yorl. 1979 y también en “The battered woman syndrome”, Springer, New York, 1984.
[2] Dutton, D y Golant, S. "El golpeador, un perfil psicológico", Ed. Paidós, Bs. As., 1997.

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